lunes, 27 de diciembre de 2010

LA SANGRE DEL ESPIRITU


por Miguel Unamuno

La sangre de mi espíritu es mi lengua
y mi patria es allí donde resuene
soberano su verbo, que no amengua
su voz por mucho que ambos mundos llene.
Ya Séneca la preludió aún no nacida,
y en su austero latín ella se encierra;
Alfonso a Europa dio con ella vida,
Colón con ella redobló la tierra.
Y esta mi lengua flota como el arca
de cien pueblos contrarios y distantes,
que las flores en ellas hallaron brote
de Juárez y Rizal (1), pues ella abarca
legión de razas, lengua en que a Cervantes
Dios le dio el Evangelio del Quijote.

Salamanca, 10 de octubre, 1910.
Rosario de sonetos líricos, 1911, en:
Obras completas, VI: p. 375.

extraído de LA LENGUA DE AMÉRICA - AMERICANIDAD

(1)A este héroe nacional de las Filipinas (1861-1896) le admira tanto Unamuno, que en su largo y meditado artículo “De la correspondencia de Rubén Darío”, reproducido en el presente volumen, no cita de los versos de Rubén, sino de los del mártir de Manila.

lunes, 20 de diciembre de 2010

Homenaje al Gobierno de Guatemala presidido por Jacobo Arbenz.


por Salvador Allende.

4 de octubre de 1956

¡Decir que Guatemala tuvo un gobierno comunista! ¿Por qué? ¿Se nacionalizaron las industrias? ¿Se expropió la tierra en su integridad? ¿Se terminó con la propiedad privada? No, señor Presidente. Entonces, ¿qué razones se tienen?
¿.Acaso no existía un Parlamento elegido por el pueblo y un Poder Judicial autónomo?
¿Podrían sostener los señores Senadores hombres de cultura política y sociológicaque el gobierno del señor Arbenz realizó siquiera seriamente un capitalismo de estado? ¡Para qué decir que jamás pretendió ser un gobierno socialista! Las palabras tienen valor y las definiciones, contenido. Por la cultura de los señores Senadores y la nuestra, no podemos pasar por sobre ello.
¿Podrían decir Sus Señorías que el gobierno de Bolivia es socialista porque nacionalizó las minas de estaño? ¡Sería como sostener que el Gobierno laborista de Attlee fue socialista porque nacionalizó también dos o tres aspectos de la industria pesada!
¡No, señores Senadores, no juguemos con las palabras, los conceptos, las ideas, las
doctrinas económicas!
El gobierno de Arbenz fue un régimen que heredó, por la vía del sufragio, al único gobernante elegido en Guatemala por una justa popular, a un digno maestro, a un hombre de recia personalidad que debe ser respetado y que, no obstante, ha sido calumniado, al punto de que su rostro fue convertido en "affiche" pegado por la policía internacional en las propias calles de Santiago, acusado de agente comunista. Me refiero al ex Presidente de Guatemala Juan José Arévalo, gran figura americana.
Terminado su período, el señor Arévalo salió de su patria con una representación del gobierno guatemalteco que presidía Arbenz.
¿Qué hicieron Arévalo y Arbenz para que Sus Señorías puedan sostener que sus gobiernos fueron comunistas?
Un día el señor Arévalo -de quien me honro de ser amigo, como lo son muchos de los Senadores que se sientan en estos bancos- me dijo con dolor; "¡Guatemala, gobierno comunista! ¡Un país con un 70 por ciento de analfabetos, con un 70 por
ciento de descalzos, con un 70 por ciento de palúdicos! ¡Ese es el drama de mi patria, Allende!".
¿También fueron comunistas, para muchos de Sus Señorías, Rómulo Gallegos y Rómulo Betancourt? ¡Claro! ¡Si se atrevieron a tomar dos o tres medidas contra las empresas del petróleo! Creo que les alzaron los impuestos y les exigieron respeto a los trabajadores... ¡y eso bastó!
Contra el gobierno de Gallegos, la más limpia expresión de la voluntad de un pueblo
en la historia de América, se levantó la rebelión militar que Betancourt denunció como "la internacional de las espadas", acción bendecida y protegida por la hipocresía de la diplomacia internacional, inspirada por el Departamento de Estado.
Discrepo de la interpretación que el Honorable señor Moore hace de lo que él llama "los errores de la política norteamericana". El señor Senador liberal don Eduardo Moore se conduele porque los gobernantes norteamericanos sean tan tolerantes y respetuosos de la autodeterminación de los pueblos y por ello nada hagan contra las ignominiosas dictaduras de América.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Ante las elecciones presidenciales de 1937


por Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina

El gobierno que termina ha abandonado la soberanía de la Nación, entregando las facultades esenciales del Estado a las empresas extranjeras que explotan el crédito, los servicios públicos, la agricultura, y la ganadería del país. La organización económica de que se jacta no es más que el conjunto de los actos de sumisión. Al mismo tiempo ha trabajado con éxito para dominar, por la venalidad de sus integrantes, a las pretendidas direcciones políticas opositoras.

.....

Aparecen frente a ella, estando en realidad en la misma posición de dependencia de los negociantes imperialistas, los detentadores de las representaciones partidarias en el Comité Nacional y Convención Nacional de la Unión Cívica Radical, cuyos componentes sostienen la candidatura del Dr. Marcelo T. de Alvear, que sólo se diferencia de la oficialista en que todavía no se ha hecho pública su consagración por la Cámara de Comercio Británica de Buenos Aires.

jueves, 9 de diciembre de 2010

LA SOCIEDAD URBANA SE MODIFICA


por Arturo Jauretche

Vamos a acercarnos ahora a los grandes centros urbanos. Dentro de estos, en especial a Buenos Aires, que será el caldo de cultivo del "medio pelo".
Pero todavía este momento no ha llegado.
Ahora es el de los "gringos" que ascienden —con la clase media que se constituye y la burguesía inmigratoria que apunta—, alterando el esquema tradicional; su carácter "gringo" provoca una cierta reacción tradicionalista no muy profunda, como se verá, porque la tradición de Buenos Aires es el antitradicionalismo, valga la paradoja: los "gringos" no tendrán que vencer la resistencia profunda que los criollos "inferiores" encontraban para su ascenso, ya que en el pensamiento de la "gente principal" la incorporación de los nuevos era un resultado natural de su política económica y racial.
Sin embargo, esta modificación de la estructura no fue muy perceptible para la clase alta, para la que la sociedad argentina seguía inmóvil: todo lo que ocurrió desde el mejoramiento de las razas vacunas, hasta su incorporación a la vida europea, significó sólo la incorporación de la Argentina a la civilización moderna.
Desde el alto nivel de los dueños de la tierra, lo que estaba sucediendo en la ciudad de tránsito entre Europa y el campo, era cosa de "escaleras abajo", porque no incidía ni en el patrimonio ni en su vida de relación. Ya hemos visto que para el autor de "Recuerdos del novecientos", todavía la clase media no existía.
Los "gringos", cuya misión era quedarse en el campo en las tareas rurales, invaden Buenos Aires, la cuidad por antonomasia, hasta el punto de que llegan a constituir la mayoría de la población adulta y se lanzan a actividades que no eran las presupuestas del bracero o de la chacra.

lunes, 6 de diciembre de 2010

TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN: TEOLOGÍA DEL MUNDO AMERICANO


por Manuel García Castellón

La TL se ha presentado en el mundo como aportación latinoamericana a la epistemología religiosa. Es una reflexión que, para los Boff, surge en la periferia de los centros mundiales de la cultura (120). El teólogo de la liberación es normalmente un clérigo latinoamericano, un dirigente espiritual y pastoral que, por su contacto directo con la realidad de la pobreza, se constituye en vector del clamor del pueblo. Dicho pueblo impetra de su Dios liberación física, cultural y espiritual. Un pueblo pobre, pero incuestionablemente creyente, para el que no cuentan los desafíos de racionalismo o agnosticismo. Frente al racionalismo, a dicho pueblo le choca que alguien quiera olvidar que Dios se define por su inteligencia inabarcable y misteriosa; frente al agnosticismo, el mismo pueblo afirma a su Dios en la herencia evangélica y en la continuidad de la Iglesia. En suma, el desafío noético a esta teología no consiste en los tradicionales cuestionamientos que el pensamiento europeo ha hecho de la fe, sino más bien en el escándalo promovido por los que crean, sancionan y mantienen las condiciones de pobreza infrahumana en el Continente. En todo caso, a nivel de cuestionamiento existencial, el problema consistiría en ver de qué manera el cristianismo puede conferir o restaurar dignidad al hombre que vive en la indigencia y bajo opresión. Con frecuencia, el opresor es miembro de la misma comunidad eclesial, como parte de la componente “farisaica”, y el contratestimonio de éste es lo que produce el último e in-confesado gran cisma de la Iglesia. El problema es de fuerte naturaleza dialéctica, según observa Dussel: “La teología pensada desde los esclavos de Egipto no es la misma, de ninguna manera, que la teología que podrían hacer el faraón o sus sacerdotes” (1977, 31). Y para Gustavo Gutiérrez, tal dialéctica es precisamente el motor creativo de esta teología, que recusa no sólo la opresión, sino la opresión sancionada por la “otra” teología que tradicionalmente emiten los centros de influencia:

En verdad, por primera vez en muchos siglos está surgiendo... un esfuerzo de reflexión sobre la fe fuera de los centros clásicos de producción teológica. Una reflexión que nace desde el reverso de la historia. Renunciar a pensar, como algunos parecían aconsejar... es traicionar la vitalidad de la fe de un pueblo en lucha por su liberación. Es crear un vacío que sería rápidamente ocupado por una reflexión que respondería a otras categorías, preocupaciones e intereses. (1982, 125).

De todas maneras, a nivel teorético, las teologías no se producen ex nihilo, ni tampoco —como dice el mismo Gutiérrez— “por encadenamientos de ideas en el aire. Son respuestas y pueden y deben ser también interpelación a vastos procesos históricos” (1982, 273). 0 sea, la TL surge de una necesidad histórica, pero articulada con otras grandes corrientes afines y de inspiración europea. Entre sus antecedentes modernos se podría empezar a partir de la rebeldía espiritual de Félicité de Lammenais, y seguir quizá con los existencialismos cristianos de Unamuno o Gabriel Marcel; el pastoralismo “kerygmático” de los años 30, que insistía más en la predicación que en la elaboración de sistemas; el humanismo cristiano de Léon Bloy; el humanismo integral de Jacques Maritain; la pastoral de los sacerdotes obreros franceses en los años 50; el personalismo de Emmanuel Mounier; el realismo de Maxence van der Meersch; la contestación política que, en la España de los 60, a nivel laboral y de enfrentamientos con las prelaturas, sostuvieron las ramas obreras de Acción Católica (J.O.C. y H.O.A.C.); la teología de dimensión social de los franceses Chenu, Lubac, Congar; la “Teología Política” de Dorothée Solle o incluso la “Teología de la Esperanza” de J. Moltmann. También algunos elementos del secularismo de Cox, Vahanian, etc. (teólogos de la “muerte de Dios”). Y a nivel estrictamente latinoamericano, Juan Rosales documenta que la aparición de la Rerum Novarum suscitó, entre los siglos XIX y XX y aún mucho después, toda una época de animado socialcristianismo en el Cono Sur: vg. las ideas sindicalistas del P. Fernando Vives (1871-1935); la acción social del P. Federico Grote (1853-1940); la tensión, años después, entre la Acción Católica Argentina y el poder peronista, con la actitud de valiente recusa de Mons. Franceschi (253-306).

Así, de la misma forma que había venido ocurriendo en América Latina en el ámbito de la filosofía o de la historia de las ideas, la Teología también llevaba a cabo procesos de mestizaje o síntesis que, vía pastoral, procuraban una respuesta a la situación concreta del continente, saqueado y empobrecido. Ante un estado de desprecio y opresión al pobre, ante la triple miseria social, cultural y espiritual, la Teología debía esforzarse en devolver, como dicen los hermanos Boff, su credibilidad al Evangelio y demostrar a través de la acción cristiana que Dios, lejos de ser la más conglobante de las alienaciones denunciadas por el marxismo, es el hontanar mismo del espíritu de compromiso social y humano (120).

Los teólogos de la ‘TL afirman que con esta corriente se llegaba por fin a la formulación de una verdadera teología americana. Es decir, aunque la reflexión se hubiese nutrido de experiencias y propuestas extranjeras, su adaptabilidad a la realidad americana —en virtud de la universalidad del mensaje liberador del Evangelio— le confería un fuerte arraigo en el mundo de las actitudes espirituales latinas. A partir de la realidad concreta de la injusta pobreza, y rechazándose ésta como contraria a la dignidad humana y cristiana, esta TL dice surgir de las mismas bases populares (por su carácter eminentemente oral, gestual o simbólico) hasta presentarse a niveles de elaboración pastoral y profesional. Se afirma también que su raíz está en los lejanos días coloniales, con Las Casas, Acosta, Vasco de Quiroga, etc., o sea, los primeros pastores en dar cuenta del difuso entrar de los pobres en la historia. Por ello, una historia de la Teología americana, a través de documentos, crónicas, relatos orales, pervivencias rituales, etc., debería hacer referencia al arraigo y continuidad histórica de la TL. “Debemos recuperar la historia de los Cristos azotados de América”, dice Gutiérrez (1982, 31) parafraseando a Las Casas.

fragmento del "Guamán Poma de Ayala: Pionero de la Teología de la Liberación. Capítulo I: teología de la liberación para un nuevo mundo"